Por Carmen Rioja
"El hombre es una molécula con ojos en el engranaje de la mecánica cósmica" 1
Dr. Atl
Los científicos buscan descifrar y comprender el universo; sin embargo el misterio sólo crece exponencialmente con cada suceso y partícula observada. Esta ardua tarea es permanentemente retroalimentada por las apuestas de filósofos, artistas visionarios, literatos, etc. que con distintos métodos y recursos, aportan hipótesis que algunas veces han logrado intuir lo que más tarde los científicos habrán de comprobar.
El camino del astrofísico es un camino de cierto modo seguro en tanto que se autoregula con el rigor de lo observable y cuantificable bajo mediciones precisas. En cambio, para la artista Laura Begoña, dejarse afectar anímicamente por las perturbaciones que generan y de las que a la vez son sujetos, la materia, su magnetismo y en específico los minerales del universo, supone un cambio en el sujeto que observa, una redirección y una aventura. ¿Azarosa o matemáticamente preconfigurada? No lo sabemos. Pero sabemos que está sujeta al cambio constante. Y que la obra es en constante movimiento por efecto del proceso de creación así como por la participación del espectador a quien se invita a manipular las partes que conforman el todo.
Quizás uno de los más atinados elementos plástico-estéticos de la presente propuesta artística es el hecho de que la autora supo entender y jugar con la naturaleza cósica de su material de trabajo: cuerpos con campos magnéticos (imanes), minerales, particularmente el hierro, que mantienen entre sí una dinámica y fuerzas inherentes, constantes y afectables entre sí, modificables hasta cierto punto ante la acción externa. Dicho de otro modo, y en esto reside lo que quiero señalar como representación exponencial: en la exposición escultórica Magnetósfera, se está dibujando y representando al cosmos no sólo de forma bidimensional o tridimensional, sino que también, al poder nosotros tomar cualquiera de los elementos y cambiarlo de posicionamiento en el espacio, estamos viendo representado y en acción fáctica, tiempo y espacio, las fuerzas de atracción y repulsión, los pulsos de las partículas que constituyen las cosas, desplegados ante nuestra vista y tacto en posibilidades infinitas, tantas como los espectadores en su interacción con los imanes y metales quieran proponer.
Cuando el arte mira en el campo de la ciencia, puede llegarse a nuevas metáforas que las matemáticas sólo pueden expresar con fórmulas numéricas. Magnetósfera, la reciente colección de Laura Begoña, es una propuesta estética de libre interpretación que se genera a sí misma cruzando los vectores del arte con los del cosmos, dejando a un lado las expresiones racionales y apartándose del área del rigor científico. El filósofo y pintor muralista mexicano Garardo Murillo, Dr. Atl, pensaba que el artista tenía la particularidad de ver el cosmos incluso mejor que un astrónomo, pues no dependía de los límites de la ciencia, sino que su imaginación le permitía ir mucho más lejos en el espacio y el tiempo; el Dr. Atl así lo constató cuando el astrónomo de Harvard el Profesor Harlow Shapley publicó el resultado de sus investigaciones, revelaciones que provocaron que el Dr. Atl escribiera: “Mi sorpresa fue grande esta mañana al leer en la revista Coronet, un artículo de Waldemar Kaempffert, cronista científico de The New York Times, en que expone y comenta las teorías y observaciones del profesor Harlow Shapley, de la Universidad de Harvard. Ellas corresponden fundamentalmente a todo lo que yo pensé en 1929 y publiqué en 1933.”2 No sería la primera vez que un artista arroja pistas que más adelante los científicos podrán usar como líneas de investigación e incluso llegar a comprobar matemáticamente.
Ahora bien, Magnetósfera genera su propio campo gravitacional, toma forma de masa y amalgama la escultura y la pintura; tal formato obedece al pragmatismo que la representación simbólica requiere: la placa de metal hace las veces de lienzo como un extenso firmamento donde ubicar los cuerpos celestes e interpretar sus campos gravitacionales, las fuerzas interestelares, los fenómenos y eventos cósmicos. La artista Laura Begoña ha elegido cuidadosamente conceptos tales como Horizonte de Sucesos, Cúmulos Estelares y Resonancia Orbital, entre otros nombres técnicos. Estos conceptos astrofísicos al ser descontextualizados de su afiliación científica y trasladados al campo de la creación escultórica, resultan en sugerentes combinaciones de palabras que cobran una profundidad exponencial, a veces redimensionadas y a veces resignificadas. Una vez que este nuevo código entra en acción en el campo del intérprete o espectador, el sentido lúdico de la puesta estética comienza su dinámica. La ironía y el sentido del humor cobran vida en los conceptos-título que aunque puedan parecer ingenuos resultan en cierta mordacidad, como en el caso de la obra Centros de galaxias, —ahora se cree que en la mayoría de las galaxias hay un agujero negro al centro que atrae toda la materia— en esta obra escultórica vemos una coladera en el centro elíptico de una placa de metal de gran formato, que si se suma al recurso de la representación hace un sentido claro, en ocasiones risible pero no por eso inválido, y acaso hipotéticamente correcto.
No seguiré apostando por otros sarcasmos escondidos o sugeridos por la autora, puesto que es mi convicción que ello existe sólo y gracias al instante de la interpretación que cada individuo experimenta al contemplar de lleno o modificar cada una de la obras y posteriormente el conjunto, pues cada uno lleva dentro un artista y es en ese ejercicio donde pudiera suceder la epifanía de llegar a comprender algo inimaginado. Que como dijera el Dr. Atl:
“Un pintor tiene sobre un astrónomo y sobre un matemático la inmensa ventaja de ver. No necesita telescopios, ni hacer cálculos, ni fotografías del cielo durante quince años para conocer de un golpe las formas y el movimiento de las cosas.” 3Magnetósfera, no intenta de ningún modo ser una obra didáctica o explicar el mecanismo del universo a la manera de un espejo realista del fenómeno cosmogónico. Se trata en cambio de un espejo metáfora, de una elongación imaginativa del ánima creativa de la artista Laura Begoña, un símil tal vez, con licencias poéticas del cosmos que entre encontronazos y machucones, entre masa mineral y campo magnético iremos descubriendo.
Esta exposición se presentará en la Galería Manuel Chacón, en la Fábrica la Aurora, San Miguel de Allende, Gto. El 1° de Septiembre de 2012 a las 5:00 pm.
“Centros de Galaxias” Artista: Laura Begoña
Crédito Foto: Norma Suárez
1 Dr. Atl, Un Hombre más allá del Universo, título de uno de los dibujos, México, 1935.
2 Dr. Atl, Gentes Profanas en el Convento, Ediciones Botas, México, 1950.
3 Ídem.
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