5.12.2010

la Soledad en la Obra de Donny Johnson: Un artista en aislamiento







La soledad en la obra de Donny Johnson: Un artista en aislamiento



Por Carmen Rioja

La obra de Donny Johnson, desde sus inicios hasta sus más recientes pinturas, mantiene una constante difícil de lograr para cualquier artista: la autenticidad. Aunque Johnson es admirador de Van Gogh, estudioso de Carl Jung y se considera un artista dentro de la corriente del arte abstracto americano y del expresionismo, lo cierto es que sus influencias han sido muy sutiles y están limitadas a las imágenes que guarda en su memoria; hace casi tres décadas que no tiene contacto con el mundo, no puede recibir revistas, ni libros y no ha tocado a otro humano en absoluto.
El asilamiento extremo en el que vive desde hace 25 años en la prisión estatal Pelican Bay de California, en una celda de extrema seguridad llamada SHU (security housing unit), entre 4 muros de hormigón sólido y sin ventanas le han imposibilitado para aprender técnicas tradicionales de pintura, incluso para utilizar materiales de arte convencionales. En la obra Primal Unity podríamos adivinar un autorretrato a vista de pájaro: es un círculo dentro de un rectángulo contrastados con toda la fuerza del color. Los objetos están luchando por el espacio: hay en esta obra un conflicto entre las formas simbólicas, reafirmado por el color, que producen una tensión en el espectador. En su discurso plástico encontramos que se repite el tema de SHU, y se repiten los círculos concéntricos como una clara evocación de Jung y su teoría de mandalas. Estas obras recuerdan el trabajo de Kenneth Nolan, quien cuando conoció la obra de Johnson se refirió a él como un artista muy talentoso. Pero Donny Johnson lleva sus representaciones a niveles aún más profundos: los círculos son de colores que vibran y la línea del dibujo también está llena de movimiento, además sus texturas imprimen una fuerza hipnotizante.
Hay en su obra títulos que refieren al mundo de los arquetipos, símbolos de mitos y referencias al caos, cosmogonía y paisaje, así como la representación del reducido espacio que habita. Él declaró “Amo el mito, el caos y el espacio”. En la obra Sin título 2, podemos ver un horizonte negro y un cielo rojo, una resonancia de las técnicas de abstracción de Mark Rothko. En Hike, de textura pesada y amarillo intenso, vemos una influencia del dibujo de De Kooning. Hay otra obra en la que podríamos imaginar el gemelo de un Jackson Pollock; sin que esto signifique que está evocando la obra de Pollock porque en realidad lo que vemos es caligrafía personal, el movimiento rítmico del pincel sobre el papel como una danza o como un latido.
Johnson ha tenido que ser un artista desde la creación de su materia prima, pues en su condena a las mazmorras no se le permite recibir pinceles, pinturas, lienzos o cualquier otro utensilio, sólo tubos de plástico con tinta de bolígrafo y sin punta. Así fue como Donny desarrolló al máximo las posibilidades de utilización de los recursos con que cuenta: su comida, los asientos del café, las fibras de su ropa; y descubrió que los pigmentos de colores que recubren los dulces m&m´s podían ser separados del chocolate si reposaban en agua. Además para dar texturas usa el chocolate, Kool-aid, pimienta, cáscaras de huevo y hace pinceles con su propio pelo. Con el apoyo del Dr. Kurtz, Donny Johnson ha realizado ya tres exposiciones en su vida, todas en San Miguel de Allende en Galería Yam. El éxito de estas primeras exposiciones ha sido notable; su obra alcanzó reseñas en primera plana de los periódicos New York Times y Der Spiegel. Se puede ver a través de la cronología de sus exposiciones una evolución en la forma, en la composición, en el uso del color y la combinación vibrante que logra en sus pinturas, una cosmología concentrada siempre en formatos tamaño postal –porque ese es el único tamaño que se permite en la prisión de Pelican Bay. Para Johnson la composición es un fuerte acento, quizás porque está acostumbrado a los límites del espacio.
El aislamiento sensorial (sensory deprivation) le condujo a desarrollar sus sentidos a extremos que pocos tenemos la capacidad de comprender. Las declaraciones que Johnson ha hecho sobre su forma de sentir el color nos pueden dar una idea de su percepción: “Yo vuelvo a vivir a través del rojo y del azul, veo el cielo en amarillo y anaranjado, echo raíces en la profundidad de los verdes. El Negro es un punto de exclamación que muere en el corazón del arcoiris. Siento que he descubierto el secreto sagrado del color”
Su obra es síntesis y explosión de color, símbolo y a la vez signo porque expresa lo que es auténticamente desde la materia. Johnson no imita; sus imágenes –si bien se ayudan de los símbolos– son auténticas porque vienen de un lugar muy íntimo; evocan el mito, el origen, la naturaleza del ser. “El arte abstracto es una síntesis simple de una idea muy compleja” dijo Mark Rothko. En la obra de Johnson habla todo su ser, pues es su único medio de comunicación con el mundo. Así en la obra Primal Unity, el círculo no es sólo símbolo sino que es signo, es Johnson mismo y somos cada uno de nosotros en aislamiento.

*Para ver las obras de la exposición actual de Donny Johnson mencionadas en este artículo pulse en el siguiente enlace:
http://www.kalendarte.com/artprint/yamexpo/donaldjh.html
http://www.donnyjohnson.net/album/index.html
http://www.nytimes.com/packages/khtml/2006/07/20/us/20060721_ARTIST_FEATURE.html


La metéfora en la pintura de Guillermo Arreola


Metáfora en la pintura de Guillermo Arreola
Por Carmen Rioja


“Las piedras jamás paloma / ¡qué van a saber de amores!”
Tomás Méndez en Cucurucucú Paloma (Canción ranchera)

Heidegger dice que a las significaciones les brotan palabras1, pero en la pintura de Guillermo Arreola las palabras se resisten. Las imágenes que se materializaron en el cuerpo de trabajo de la exposición No Volveré existieron mucho antes que sus significaciones y es por esto que hay que sacarles las palabras con tirabuzones. Mientras contemplo esta exposición itinerante recuerdo algo muy cierto que dijo Juan Villoro: los cuentos no quieren ser contados; y como una analogía podríamos decir que hay significados que no quieren ser revelados. Hay imágenes en los óleos de Guillermo Arreola que reposaban en el lecho del inconsciente y que sólo a través de su exhaustivo ejercicio de introspección y de autoexposición ha logrado traer a lo manifiesto para que después podamos apostar por un significado. Aunque apostar aquí por palabras no es del todo necesario.
De este carácter huidizo e inasible es ejemplo la pintura “Las piedras, jamás”. En ella se revelan significados para los que las palabras parecen no maleables. Hay un conflicto que ha sido sorprendido en el acto: en esta pintura vemos el retrato de la imagen en el instante mismo en que la imagen emerge a fuerza de presión. Y aún vemos el clímax: la imagen que tiende a desaparecer, se debate entre revelarse groseramente –en un expresionismo figurativo crudo– o sumergirse definitivamente en lo abstracto.
“Las piedras, jamás” es un óleo en el que un hombre flota en decúbito lateral, pero sólo alcanzamos a ver medio rostro, un ojo ciclópeo. Apenas comprendemos media mirada y ella se dispara hacia el espectador. No sabemos si emerge o se hunde; las pinceladas horizontales de texturas violentas se van difuminando; cubren la mitad inferior del rostro sugiriendo agua de río por sus colores claros, azules y grises en movimiento siempre veloz. El brazo izquierdo de este personaje sobresale de la superficie de agua y se encuentra flexionado sobre el pecho. La mano se insinúa dibujada a la altura del corazón.
Hay dos elementos de alto tono en esta composición que ineludiblemente el espectador se ve obligado a conjugar internamente. El primero es la mirada que está acentuada por cejas pobladas de oscuros brochazos; quien conozca a Arreola sabrá que su mirada es la de un poeta incansable que mira más de lo que muchos podemos, quisiéramos ver, o nos sentimos cómodos con ver, y que sus gruesas cejas son apenas la sombrilla necesaria para las pupilas. Un descanso de la luz cegadora emitida por todas las cosas de este mundo. El segundo elemento son los rojos y carnosos labios llenos de vida, fuerza creadora del eros, rodeados por una barba oscura y muy cerrada. Este negro contra rojo sobresale de la claridad y sutileza del fondo de agua gris azulada, nada explosivo y sin embargo violento en su velocidad. No vemos nada más de la figura de este hombre sino aquello para lo que aún no hemos inventado nombres y que está bajo el agua o bajo niebla y en el aire. El título de este óleo es un tanto críptico. Que aunque bien podríamos preguntar al pintor por la razón y significado de estas palabras, me aventuro a reclamar el derecho de la obra de ser autónoma y de ofrecer otros significados per se, aún aquéllos que el autor no había contemplado. Imaginemos por ejemplo la teoría de Heidegger que dice que el ser puede también manifestarse como lo que no es. ¿Qué es y qué no es “Las piedras, jamás”? Es mirada acentuada y labios rojos que emergen enmarcados por una negra barba.
Quisiera aventurarme más allá y decir que Arreola, al estar adscrito a la cultura mexicana, hubo de asumir que a partir de este título, habría una resonancia directa con el verso de la popular canción ranchera Cucurrucucú Paloma: “Dicen que por las noches nomás se le iba en puro llorar / dicen que no dormía nomás se le iba en puro tomar / dicen que el mismo cielo se estremecía al oír su llanto / cómo sufrió por ella que hasta en la muerte la fue llamando / Cucurrucucú, paloma, cucurrucucú, no llores / Las piedras jamás paloma / qué van a saber de amores/”2 El tono de la canción hace congruencia con la emotividad contenida en la pintura. En su blog, Guillermo incluye un diálogo poético acerca de una piedra y cómo las piedras son pensamientos que están en el fondo: “Que sólo había estado sacando las piedras de su memoria, había estado escombrando y había vuelto de allá, con piedras, las piedras de mi memoria, las piedras de mi pensamiento, dijo.” 3
Las piedras de las que trata esta obra no pueden flotar o no quieren, son piedras jamás inasibles. ¿Qué significa toda esta agua? Quizás un río, quizás las piedras del fondo que no vemos: Las piedras, jamás.

1 Martin Heidegger, 34, El Ser y El Tiempo, [1927], Traduc. José Gaos, FCE, 1944; Ed. Planeta-Agostini, España, 1993, P 180.
2 Tomás Méndez, Cucurrucucú Paloma; 1954, Canción ranchera.
3 Guillermo Arreola, 5 de marzo 2010, , visitado en abril 2010.

Profundidad y reflejo en los murales de Monet


Profundidad y reflejo en los Murales de Monet

Por Carmen Rioja

El pintor impresionista francés Claude Monet realizó, hacia el final de su vida, un mural de tres piezas o tríptico titulado Water Lilies (Lirios de Agua ó Nenúfares) en técnica de óleo sobre tela. Cada uno de los tres segmentos mide 2 metros de alto por 4.2 de ancho. La obra en su totalidad tiene una longitud de 12 metros por lo que para apreciar la obra a detalle hay que caminar a su lado algunos pasos y así recorrer la marcada horizontalidad de su formato. Monet exploró incansablemente el tema de la obra: un estanque de agua con una gran variedad de follajes entre los que destacan las hojas flotantes circulares de los lirios de agua conocidos como nenúfares. La superficie del agua y el follaje en ella llenan la totalidad de la composición; se trata de un estanque de aguas tranquilas en el que sólo apreciamos el cielo de forma indirecta reflejado en el espejo de la superficie, las nubes se confunden con los resplandecientes reflejos de la luz del día. Los nenúfares de esta pintura presentan variedades con flores de tonalidades blancas, rosas y amarillas. Se adivinan algunos otros follajes a las orillas, quizás se trata de las ramas colgantes de un sauce llorón. La imagen reflejada presenta el suave movimiento de sutiles oleajes como sólo pueden ser provocados por una brisa casi imperceptible que luego se magnifica en el agua. La luz multiplicada por el reflejo del agua ha sido representada con una variación infinita de matices en la que la temperatura de los colores juega así mismo en oleajes que van de los verdes y azules a los violetas rosas y blancos. Los colores matizados están aplicados con brocha casi seca uno sobre otro formando multiplicidad de capas, veladuras y transparencias que parecen jugar con la percepción del ojo humano. El juego de contrastes por valores que van desde el verde profundo casi negro, hasta el blanco le da una profundidad inusitada a las aguas oscuras en las que se intuye un fondo de limo. A medida que nos movemos frente a este estanque, pareciera que estamos flotando encima de la superficie y es el movimiento el que nos permite ir descubriendo el misterio de las capas: lo que revelan y lo que cubren está en constante cambio según la posición del espectador, creando así en un golpe de instante, la paradoja de esta imagen: la luz y su reflejo fragmentada cientos de veces en la insospechada oscuridad profunda del estanque.

Claude Monet. Water Lilies. c.1920.
Para ver una imagen panorámica de esta obra pulse en este enlace:
Claude Monet.
(French, 1840-1926)
Water Lilies
1914-26
Bibliography:
Oil on canvas, triptych, each section 6'6" x 14" (200 x 425 cm).
The Museum of Modern Art, New York. Mrs. Simon Guggenheim Fund.
Photograph ©1997 The Museum of Modern Art, New York, by Kate Keller/Erik Landsberg
This site contains text excerpted from Unveiling Monet by Christopher Lyon (Former Editor of MoMA
magazine), published in the Spring 1991 issue of MoMA, No. 7.
Source: Oxford University Press
© 2009 Oxford University Press



Paraísos Elementales:
Un acento sobre la fugacidad de la vida en sus más pequeñas dimensiones
Por Carmen Rioja

En la ciudad de San Miguel de Allende, Gto. recién se inauguró la exposición Paraísos Elementales del pintor segoviano Luis Moro, albergada en el centro cultural Ignacio Ramírez “El Nigromante” del Instituto Nacional de Bellas Artes. Esta exposición itinerante, organizada por el Centro Cultural España, ha circulado ya por varios museos como el Palacio Clavijero de Morelia, el Museo de Bellas Artes de Querétaro y nos llega a San Miguel en colaboración con la Galería Florencia Riestra para después viajar a Mérida y exhibirse en el Museo Macay.
Con una temática ambientalista centrada en los seres diminutos del planeta como escarabajos, avispas, peces y mosquitos, vemos el fuerte compromiso moral de este artista por despertar consciencia en el tema ecologista y de protección ambiental. Me parece admirable que haya quien se procupe por señalar la fragilidad de los más pequeños del planeta, no por esto eslabones menos valiosos en el ciclo de la vida e indispensables en la delicada cadena que forma el equilibrio ambiental.
La trayectoria de Luis Moro es muy destacada y ha llegado a posicionarse en España como uno de los más importantes grabadores y pintores; su obra ha merecido exposiciones individuales y colectivas en importantes galerías de Madrid, así como en Francia, Italia, Bélgica, República Checa, Portugal y ahora en México. Su obra ha participado en exposiciones colectivas en Nueva York, La Habana, Toronto, Colonia, Hong Kong, entre otras ciudades.
La obra plástica en Paraísos Elementales se destaca por composiciones muy cuidadas en las que el sujeto de la obra aparece flotando sobre el fondo blanco del soporte, generalmente de madera o tela. Con esta cualidad de flotar rodeadas de vasto espacio, el énfasis va dirigido con gran solidez focal al sujeto de la obra y como resultado el dibujo puede ser apreciado de manera contundente. Bajo esta luz apreciamos la perfección de las nervaduras en las alas de la avispa, el diseño equilibrado del caparazón del escarabajo, la suavidad que evoca el capullo de mariposa o la cualidad etérea de la cola de un pez naranja. Pero siempre bajo la distorsión de la destrucción, como sucede en una magnífica pintura en la que vemos la caída inminente de un insecto en llamas, de la que sólo podemos ver la estructura de las alas y las llamas de fuego.
En algunas obras, Moro realizó un realce tridiminesional, montando el dibujo sobre una segunda lámina de madera recortada con precisión al perímetro del dibujo y creando así un bajo relieve. Mucho mayor sería el impacto de la obra de Luis Moro y de gran valor estético si cuidara la manufactura prescindiendo de la ténica de infografía de la cual por el momento apoya la mayoría de sus dibujos. A distancia podría pasar inadvertido pero, cuando se observa cuidadosamente, la impresión láser del dibujo base se deja ver por el reflejo de la luz en el plastificado y por el grano abierto de la impresión sobre tela. Aunque este truco es muy útil para pintar sobre la foto de un dibujo de gran calidad, sería muy apreciable que el dibujo estuviera realizado a mano alzada, lo cual sin duda sería posible, ya que conocemos que el dibujo de Luis Moro es impecable y siempre ha sido reconocido como un excelente grabador. Lo más probable es que la fuente de las infografías sean los propios dibujos de Moro, a menor escala, sólo que este hecho no le aporta a estas obras en particular la calidad en manufactura que esperaríamos ver. Sin embrago Luis Moro no intenta engañar a nadie, puesto que en las propias cédulas de cada obra vemos que la técnica ha sido expuesta como “infografía, técnica mixta sobre tela”. En otros casos, vemos “óleo sobre masonite”, o sólo “técnica mixta sobre tela”. De cualquier modo las texturas logradas con óleos sobre la tela son muy afortunadas, la pincelada veloz y fugaz de Moro ayuda a crear el efecto del movimiento de los insectos, pero sobre todo, es afortunada porque crea un acento sobre la fugacidad de las cosas y la velociodad con que la vida pasa cuando la destrucción proviene de la interacción del hombre con el planeta.
Sin duda es es muy recomendable visitar Paraísos Elementales y llevar a niños y grandes. La exhibición tendrá puertas abiertas al público del 16 de abril hasta el 30 de mayo.

San Miguel de Allende, Gto. México
4 de mayo, 2010.
Fuentes: http://www.luis-moro.com/cv.html
Foto: Carmen Rioja

El Arca de AI, 16 y 23 de noviembre

 ¡Participa! El Centro de las Artes, la Secretaría de Cultura del Estado de Querétaro y Talleres Barracuda Te invitan ¡El Arca de AI! Ciclo ...